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Los afrikáneres[5] o bóeres[6] —también llamados afrikaanders, afrikaaners, afrikaans, burghers, Cape Dutch (neerlandeses del Cabo)— son un grupo étnico de origen neerlandés cuya área de asentamiento se concentra fundamentalmente en diversos territorios de Sudáfrica y de Namibia, aunque con el tiempo algunos contingentes también se han asentado en otros lugares como Botsuana, Zimbabue y Zambia. Históricamente, la identidad de este pueblo ha pivotado sobre tres elementos fundamentales: la lengua afrikáans, derivada del neerlandés, la religión cristiana calvinista, y la producción agropecuaria.
La comunidad afrikáner tuvo su origen en la colonización neerlandesa del área del Cabo de Buena Esperanza, que comenzó a mediados del siglo XVII y conllevó una lenta, pero constante inmigración en el sur de África de colonos europeos procedentes fundamentalmente de los Países Bajos, pero también de Francia (hugonotes) y del norte de Alemania.
Desde Ciudad del Cabo y sus comarcas circundantes, los afrikáneres comenzaron a emigrar progresivamente hacia el este y el norte, penetrando en las extensas praderas y sabanas del interior de África. Tras vencer la resistencia de los bantúes y de las tropas imperiales británicas, los bóeres lograron establecer varias repúblicas independientes que sin embargo fueron aplastadas por el Reino Unido durante la segunda guerra de los bóeres.
No obstante los afrikáneres pronto lograron sobreponerse a la derrota y se hicieron con el control de la nueva Unión Sudafricana, dominio británico fundado en 1910 como federación de las colonias del Sur de África. De este modo, en pocas décadas se cortaron los últimos vínculos jurídicos e identitarios que unían a Sudáfrica con Gran Bretaña y tras las elecciones de 1948, el Partido Nacional, bastión de las más puras esencias bóeres, llegó al poder. Durante los cuarenta años siguientes, el dominio de los afrikáneres alcanzó su apogeo: sus símbolos nacionales y su ideología fueron los que dieron forma a la nueva República de Sudáfrica.
Tras el fin del apartheid, los afrikáneres y los blancos africanos en general, que constituían tan solo el 14 % de la población de Sudáfrica para 1988,[7] han quedado reducidos a una minoría desprovista de buena parte del poder político, pues este ha pasado a manos de los líderes del CNA mayoritariamente negros de etnia xhosa, pero no así el económico.